¿DE QUÉ GENERACIÓN SOS? ¿COMPAÑERO DE QUIÉN?

La generación es 75 aunque yo soy de marzo del 76, entré justito.  Salimos del Colegio en el 95, compañero de Toco Pérez, Manu Reyes, Santi Cardoso, Pi Pérez del Castillo, Huevo Lacalle. Una muy linda generación, cada tanto sale juntada y es un placer ver a todos de nuevo, iguales a pesar de los años. Somos como 90 en el chat de la generación y tiene bastante actividad, sobre todo los cumpleaños que son la excusa para ponernos al día con el resto del grupo sobre en qué anda cada uno.

 

¿HICISTE TODA LA ESCOLARIDAD EN THE BRITISH SCHOOLS?

No, hice la primaria en St. Andrews y entré en 1ro de liceo. El cambio no me resultó difícil, mi prima estaba en la generación y ya conocía a mucha gente a través de ella, además de los que fuimos desde el St. Andrews. Me gustó eso de repartirse en diferentes colegios, me quedé con grandes amigos del St. Andrews.

¿QUÉ RECUERDOS TENES DEL COLEGIO?

¡Los mejores! El cambio fue grande, pasar de un colegio chico en Pocitos donde iba caminando a ir en cadena o tomar un par de bondis para llegar a Carrasco, era otro mundo.  Sin dudas el deporte me facilitó mucho la integración, jugué no solo rugby sino al fútbol, donde era un virtuoso defensa (por lo menos así me lo acuerdo yo) y también hice un poco de atletismo, donde competí en ADIC en lo que supongo sería triatlón (lanzamiento de bala, salto largo y 100mt) y no pasaba mucha vergüenza.

Ya del Colegio en sí me acuerdo de Mrs. Jones en la puerta del colegio, revisando si ibas con el uniforme correcto (siempre te relojeaba los zapatos); las assemblies de Mr. Sidwell los lunes temprano, que terminaban con el “Our father, guard in heaven” que hasta hoy me acuerdo; mil personajes, Petu, Mr. Thewlis, el Parkinson, el Castellanos, la Barceló, Cameto… mirando ahora para atrás la verdad que fue una muy linda época. Fuí Prefect en su momento y después Head Boy, no sé si eso sigue hoy, pero me parece una linda tradición, además mi viejo también había sido Head Boy, estuvo bueno eso.

 

¿CUÁNTOS AÑOS JUGASTE AL RUGBY EN OBC?

El otro día en la juntada de primeras líneas en el Club (¡espectacular idea!) tuve que hacer un poco de memoria (soy horrible para las fechas) pero creo que desde el 94/95 hasta por lo menos el 2005. Lo que sí me acuerdo es que ya me costaba cada vez más, llegaba molido a casa después de los partidos, cada vez tenía menos tiempo para practicar, los contrarios eran cada vez más grandes y entrenados… No me acuerdo cual fue mi último partido, seguramente pensé que ya habría otros, pero nunca vinieron, después me fui a vivir a Brasil y a pesar que tuve alguna oportunidad allá, no volví a jugar.

 

¿QUÉ TE DEJO EL DEPORTE?

El deporte me dejó cosas que vivo todos los días; solidaridad, superación, trabajo en equipo, liderazgo, resiliencia, saber perder, saber ganar. Siempre fui un apasionado del deporte, hoy ya algunos kilitos de más no me dejan practicarlo tanto como me gustaría, pero del deporte solo quedan cosas buenas; amigos, viajes, logros grupales y también individuales, hasta esas lesiones que hasta el día de hoy molestan se transforman en recuerdos espectaculares.

 

¿CUÁL ES TU RECUERDO MÁS FUERTE COMO JUGADOR?

Pa… ¡difícil elegir! El himno en el Mundial juvenil en Rumania, jugar un Seven internacional en Fiji (andaba David Campese también por ahí), salir campeones con la Reserva en el 2000, los clásicos con el OCC, los partidos con Polo… pero creo que me quedo con el recuerdo de esa sensación de nervios en la boca del estómago los días de partido cuando iba llegando a los vestuarios, ¡me pasó desde el primer partido hasta el último!

¿EN CUANTOS SEVEN DE PUNTA DEL ESTE TRABAJASTE?

Fueron varios, el primero fue en el 96 y el último en 2009

¿CUÁL ERA TU TAREA EN EL SEVEN?

En el primero fui attaché de Brasil, ¡te podrás imaginar que con los brazucas estuvo muy divertido! Los acompañaba a las prácticas, salidas y durante el torneo para asegurarse que tuvieran todo lo que precisaban. Ahí se dió la única vez que jugué en el Seven, se les habían lesionado varios y me invitaron a jugar el último partido – ¡justo contra Old Boys! No entendían nada cuando me vieron con la verdeamarela del otro lado.

A partir del siguiente Seven ya me uní al equipo que se pasó a llamar OBC SportsData, donde estaban Pepe Obes, Roman Hughes, el Gallego Mera, Alvaro Cuenca además de Pedro (Bordaberry) y el Doc (Martín Stéfani), más una banda de “jóvenes” (relativamente por lo menos), donde nos ocupábamos de generar toda la información del torneo.

Poníamos en la web y en el estadio en tiempo real los fixtures, los resultados y también todos los detalles y estadísticas de cada partido (tries, penales, scrums, lines, etc.). Todo muy profesional. Claro que eso nos llevaba tremendo laburo, había que negociar con Arnaldo Castro las computadoras, monitores, impresoras, UPS, equipo de red, etc. que íbamos a precisar y más o menos una semana antes del torneo teníamos que llevar todo al Campus, armar 8000 cables, poner computadoras en las cabinas, en la VIP, en los vestuarios, cablear todo el Campus… ¡era un laburo agotador! Fijate que nos tomábamos licencia y en vez de ir de vacaciones nos íbamos a laburar todo el día en el estadio, y después que terminaba el Seven todavía nos tocaba desarmar. Pero lo hacíamos encantados.

¿QUÉ RECUERDOS TENES DE ESA EXPERIENCIA?

Era alucinante, más allá del laburo que llevaba nos divertíamos como locos. En el equipo estaban además Matías Bergengruen, Seba Souza, Alberto Russo, María Kent, Marcelo Novo y siempre se sumaba alguno. Los primeros años fueron los más divertidos, las tribunas llenas de gente, las bandas de música en la tribuna, los fuegos artificiales, era una fiesta por donde lo mires. Se notó el cambio cuando se retomó solo con Clubes pero siempre hubo el mejor ambiente. Por supuesto si nosotros estábamos a mil la organización del torneo era mucho más compleja y siempre fueron unos fenómenos; Pedro y Ma. Noelle Mainard, después Daniel Pelenur y equipo, apagando incendios por todos lados y siempre con la mejor onda.

Me acuerdo de un partido de Chile con los All Blacks donde jugaba Lomu, obviamente fue una paliza. Hubo un try en particular donde Lomu arrancó en las 5 de ellos y se llevó literalmente colgados a todos los chilenos que encontró hasta el ingoal contrario. En la fiesta después del torneo nos encontramos con los chilenos, muy amigados con la cerveza y encantados con que Lomu los había pasado por arriba. Es que Lomu era un animal, lo veías en el pasillo del vestuario y era un fisicoculturista de esos que decís es tan grande que no se puede mover, después en la cancha era un velocista, impresionante.

Las fiestas al terminar el torneo eran la frutilla de la torta, me acuerdo de una en el San Rafael (varios “cayeron” a la piscina), otra en una carpa en el Campus, alguna en un parador, todas espectaculares. Pasábamos bárbaro en el Seven.

CONTANOS COMO FUE LLEVAR LA TECNOLOGÍA DEL SEVEN DE PUNTA AL MUNDIAL DE SEVEN DE MAR DEL PLATA EN 2001

Resulta que en el ‘99 aparece Pedro y nos dice que vamos a llevar la tecnología y know-how que habíamos generado en Punta a París, a lo que en ese momento se llamaba el Air France Sevens. Te podrás imaginar que nosotros obviamente estábamos encantados. Ahí salimos varios para París, armados con todo el francés que aprendimos con Mme. Muñoz (o sea, no mucho) a ver cómo iba a salir el tema. Estuvimos una semana y la verdad que salió bárbaro, en un evento de nivel súper profesional nos dimos cuenta que no teníamos nada que envidiarle a nadie en lo que hacíamos. Además, terminamos viendo la final del campeonato francés de rugby en el Stade de France junto con los amigos del Seven y ya desde el subte a la vuelta del estadio colados en los festejos del campeón (Toulouse, tenía un cuadrazo), fue una gran experiencia.

Cuando apareció la posibilidad de repetir lo de Punta y lo de París en el Mundial de Mar del Plata, ¡nos tiramos de cabeza! Y ahí marchamos para Mardel, nada más y nada menos que a organizar toda la gestión de la información del Mundial. Éramos un equipo más, solo que en la organización. Creo que hicimos un muy buen laburo, además yo por lo menos disfruté muchísimo vivir un Mundial desde adentro y como bonus en Argentina, ¡lo que era esa hinchada! Estaba siempre lleno el estadio Mundialista pero cuando jugaban Los Pumas era impresionante, el equipo salía a la cancha con la canción Zombie Nation y la tribuna explotaba, era buenísimo. Además de que fue un torneo espectacular pudimos ver a Memo Bono salir campeón del mundo con los All Blacks en lugar de Eric Rush, ¡qué te parece!!

¿A QUÉ TE DEDICAS?

Soy Ingeniero de Sistemas, pero la verdad que hace años que no hago nada relacionado al software, trabajo en CEPA Mobility Care (empresa de seguridad vial) desde el 2007 donde pasé por varios roles en Uruguay, Brasil y México. Hoy coordino la operativa afuera de LatAm y apoyo a Fernando Cammarota (CEO de la empresa, casualmente padre de Juan que estaba en la generación también) en temas estratégicos, además de participar del Comité Ejecutivo de la empresa.

¿CÓMO ESTÁ COMPUESTA TU FAMILIA?

Estoy casado con Maru Sarroca (compañera de clase de mi hermana menor en el Colegio) desde el 2014 y tenemos una hija de casi 4 años, Chiara, que nació en México y vivió un año en Brasil antes que nos volviéramos a Uruguay.

CONTANOS DE TU EXPERIENCIA VIVIENDO AFUERA DEL PAÍS

Era una cosa que siempre había querido hacer, y cuando en el laburo me ofrecieron ir a Brasil en el 2008 agarré de primera. La idea inicial era que fuera a São Paulo pero me terminé quedando en São José dos Campos, una linda ciudad de 800.000 habitantes donde está la oficina de CEPA a 1 hora de São Paulo, 2 horas de la praia y camino a Río. Ahí nos quedamos hasta el 2015 y fue una muy linda experiencia, São José es una ciudad mucho más manejable que São Paulo (obviamente no tan cosmopolita).

Al principio me costó el portugués, pero después de dominar un portuñol razonable ya se hizo todo más fácil. Laboralmente es otro mundo, no es como en Uruguay que todos se conocen, no corre la viveza criolla y por supuesto es otra escala. La buena onda de los brasileros está siempre presente, y cada vuelta a Uruguay la extrañaba mucho, sobre todo en tiendas o restaurantes. Importante: si notás que no te están atendiendo bien, tenés que aclarar que sos uruguayo y no sos argentino, ¡funciona siempre!

En 2015 surgió la oportunidad de mudarnos a México, y allá fuimos. Fue un cambio grande, llegamos a Ciudad de México y fue todo un desafío; la altura, el tránsito, la polución, las distancias… pero nos encantó, es una cultura increíble, con miles de años de historia, lugares espectaculares, comida riquísima. Nos sorprendió y lo disfrutamos muchísimo, también con sus desafíos; el mexicano en general es muy machista, el “cantinfleo” es real y les cuesta muchísimo decir “no”, lo que complica las cosas cuando estás hablando de negocios. Fue tremenda experiencia, pero ya cuando nació Chiara empezamos a sentir más fuerte la distancia con la familia ¡queda lejos México! – y empezaron a pesar más las cosas negativas, sobre todo con el tema seguridad. Ahí nos volvimos a Brasil con mucha ilusión a fines del 2019, pero se vino el COVID y después de un año encerrados en un piso 27 decidimos volver a estos pagos.

No sabemos si nos volveremos a ir, pero lo que sí sabemos es lo enriquecedor que es vivir afuera, te abre la cabeza y te fuerza a ser mucho más empático, entender diferentes culturas, mejorar tu forma de comunicarte y al mismo tiempo valorar las cosas buenas de Uruguay. Por supuesto tiene sus cosas malas, te perdés de muchas cosas estando afuera, pero creo que el balance es súper positivo.

¿QUÉ ES LO QUE MÁS EXTRAÑAS DEL CLUB?

No llegué a disfrutar la sede como jugador, que me parece genial y seguro genera tremenda movida. Pero extraño todo lo que viene alrededor del rugby; la pretemporada (el “galera y bastón” del Tchaki, buenísimo), el olor del pasto en las prácticas de noche en el Colegio, las previas de los partidos, el vestuario, los terceros tiempos…  esos nervios cuando iba llegando a Máximo Tajes. Hacía tiempo que no pasaba por la sede y el otro día cuando fui a la reunión de Primeras líneas, viendo las fotos en las paredes, las caras de toda la vida, con las que jugamos juntos, las que conocí como niños chicos y ahora juegan en Primera y las que no conocía, fue realmente volver a casa.

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