▲ Foto portada @annieleibovitz / Fotos: freepick.es
Amar es dar lo que no se tiene a quien no lo es, decía el psicoanalista Jacques Lacan.
Jacques A. Miller, en la misma línea, plantea que el amor se dirige a aquel que, pensamos, conoce nuestra verdad y nos ayuda a encontrarla soportable. Lo que quiere decir: amar es reconocer su falta y darla al otro, ubicarla en el otro.
Esto que plantean estos dos psicoanalistas queda demostrado claramente en la historia de amor de unos de los más grande músicos de todos los tiempos, John Lennon y la vilipendiada Yoko Ono.
Esta historia aparece relatada en el libro Lennon [1] del escritor francés David Foenkinos, donde plantea terminantemente algo diferente a lo que dice la mayoría de la gente: Yoko no solamente no fue una influencia negativa para John, sino que de no ser por ella, habría muerto muy joven como otras estrellas del rock. Se estaba matando con las drogas y entonces llegó ella y lo cambió todo.
El encuentro con Yoko se produce en un momento de crisis existencial de John:
“Paul estaba mucho más en la onda que yo. Mientras yo vegetaba en mi suburbio burgués, él recorría Londres y visitaba las galerías de arte. Creo inclusive que ayudó a la creación de L’Indica, la librería-galería donde conocí a Yoko. Ella exponía ahí. Me decían que fuera, que me gustaría. No sé por qué, acepté ir.
[1] Foenkinos,D., Lennon, Editorial Alfaguara (Uruguay), 2014.
Seguramente un presentimiento. Porque me proponían cosas así todo el tiempo. Que estuviera presente un Beatle lo cambiaba todo. Si yo pasaba durante un segundo por su exposición, el artista podía decirle a toda la ciudad que John Lennon en persona había ido a ver su trabajo. Y eso le agregaba valor.